Muertos de risa

Sólo un apunte para comentar «Persépolis». La película basada en el cómic de Satrapi es altamente recomendable. Intentaré alargarme en otro momento, si saco tiempo (esto de adaptarme a un horario laboral no es tan fácil, realmente he estado muy asilvestrada estos últimos años). Pero al menos ya voy teniendo más ratos libres e incluso voy al cine. Hace unos días también vi «Las 13 rosas». Desgraciadamente, resulta demasiado hollywoodiense y, por tanto, algo decepcionante, pero la historia es buena y merece la pena conocerla. En los últimos días he tenido pequeños debates sobre la película. Muchos la acusan de frivolizar al mostrar la estancia en prisión de las chicas. Y ahí no veo yo tanta exageración. Las adolescentes siempre nos hemos partido de la risa con cualquier tontería. Les ocurre lo mismo a las iraníes de «Persépolis». Por más que las obliguen a taparse de arriba abajo y conviertan su juventud en una cárcel, ellas saben encontrar la manera de echarse unas risas. Otra cosa es la crueldad a la que fueron sometidas y eso sí queda claro en ambos filmes (y libros). Tras ver «Las 13 rosas» escribí este artículo, que apareció en Público el sábado pasado:

http://blogs.publico.es/modosymodas/37/muertos-de-risa/ «Muertos de risa» EL ANTÍDOTO // Magda Bandera Nada más acabar la película, todas al baño. Pero esta vez no hay carreras, será que el cuerpo se queda raro después de ver ’13 rosas’. Ante el espejo, varios pares de ojos enrojecidos se buscan a sí mismos a lo lejos. ¡Vaya pintas! Una se siente muy bien después de tanto llorar, lo malo es salir y exponerse a la luz exterior. Desalojar el microcosmos de una sala de un cine a media tarde siempre tiene algo de parto traumático. La cosa empeora después de pasar dos horas apretando con rabia el brazo de la butaca y descubrir luego que al otro lado de la puerta los portadores de bolsas que corren de un lado a otro no son conscientes de lo mucho que has sufrido viendo cómo fusilaban a trece muchachas más jóvenes que tú. Por suerte, a ti también se te olvida pronto cómo se llamaban las compañeras de Virtudes. La memoria no es selectiva, sino tramposa. Sus caprichos hacen que organicemos grandes debates en nombre de los perdedores. Y así es como vuelven a ganar los de siempre. Deben andar muertos de risa viendo cómo ensalzamos a las 13 rosas con tanta emoción. Pero de sus sueños, de sus ideales, de su “razón”, como decía Virtudes, ni media palabra. Por eso aplaudimos la Ley de la Memoria y hasta las ayuditas al alquiler, pero cuando oímos hablar de expropiación para los propietarios con más de tres pisos vacíos nos echamos las manos a la cabeza. – Déjate de tonterías, niña, que llegamos tarde al cine.

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«300», al servicio de la guerra contra Irán

La escritora iraní Nazanín Amirian me hace llegar otro de sus excelentes artículos. En esta ocasión, analiza en qué momento se estrena la película «300», algunas de las falsedades que explica y la propaganda que contiene. Por último, reflexiona sobre la moda en que se presentan las guerras en los medios audiovisuales.

«300», al servicio de la guerra contra Irán Nazanín Amirian «300» es el título de la polémica película estadounidense que narra, a su manera y basada en la versión escrita por Heródoto el historiador griego, la Batalla de las Termópilas entre las tropas iraníes encabezadas por el rey Jerjes I y las del rey espartano Leónidas I. Aunque la historia suele ser escrita por los vencedores, en este caso son los aliados de los vencidos quienes se han ocupado, en una gran superproducción, de justificar su interpretación en aquella guerra.
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Hoteles ocultos

En principio, el Hotel Baltic no se parece en nada al Paris-Ópera. El Baltic es un lujoso establecimiento imaginado por Stephen Frears en “Negocios ocultos”. El Opera es un hostal de “quinta categoría” próximo a las galerías Lafayette que se hizo famoso ayer cuando se incendió causándole la muerte a 21 personas, entre ellos diez niños. Los medios de comunicación dicen hoy cosas como que “el suceso pone en evidencia la convivencia entre la pobreza y la opulencia en el corazón de París”. Pocos sabían o querían saber qué tipo de personas se están alejando en este tipo de pensiones de mala muerte que no cumplen la normativa de seguridad deseable. Inmigrantes que solicitan asilo político y personas que han sufrido un desahucio. Leo con sorpresa en La Vanguardia que la “ley prohíbe el desalojo de inquilinos durante el invierno, pero esta medida apenas enmascara el problema por unos meses”. Algunas leyes y usos franceses me desconciertan gratamente, como el que hace que no haya detenciones a altas horas de la madrugada –si alguien tiene más datos sobre este tema, agradecería que lo explicara- o el de servir pan y agua gratis en los restaurantes.
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Antes del atardecer I

Últimamente me está costando actualizar el blog. Estoy cansadísima, acabando el libro. Confundo las palabras. De momento, parece que sólo oralmente, no he detectado grandes horrores por escrito, pero quizá lo que sucede es que tengo la vista nublada. La última vez que estuve en un trance semejante, cuando preparaba el viaje a Irak para instalar una webcam, me pasé varias noches sin apenas dormir, todo el día emaileando y trapicheando en casa de un colega. Resultado: tuve que “desincrustrarme” las lentillas de los ojos y meterlas en un vaso con agua. Cuando estaba a punto de desfallecer, el muchacho me trajo una botella de coca-cola para resucitarme: – No me traigas vaso, ya me las bebo en éste -le dije apurando el dedito de agua que “quedaba” en el que tenía junto al teclado. “Éste” era el vaso de las lentillas. Por más que intenté vomitarlas después no pudo ser. Me dio un ataque de risa que podría haber facilitado el proceso, pero no conseguí recuperarlas.
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