Lo de menos es saber si el origen del incidente de ayer fue que alguien quiso entrar en el Metro sin pagar o si todo comenzó ante una nueva petición de papeles «indiscriminada». He vivido casi tres años en el barrio de Lavapiés y nunca me han pedido los papeles… Pero muchas noches, al volver del trabajo, veía a los policías seleccionando a quienes sí debían justificar su existencia. Las cosas mejoraron leve y brevemente poco después del escándalo por la circular del departamento dirigido por el ahora «renovado» Alfredo, en la que se daba instrucciones para detener cupos de sin papeles. La reacción de los vecinos e indignados de Lavapiés, haciendo retroceder a la policía, traerá cola. Poca ha traído saber que España «exporta» ya más mano de obra de la que importa. A continuación, nueva crónica de Inma del Valle, quien ayer participó en la marcha espontánea para protestar contra las redadas y el acoso a inmigrantes en Lavapiés.
Martes 5 de julio, 20.30 h. Lavapiés / Madrid Inma del Valle* Junto a los tornos de la estación de Metro de Lavapiés unos policías piden a un hombre que se identifique y no tiene papeles. Un grupo de personas se queda observando la escena y una mujer colombiana protesta abiertamente a los agentes por los controles que padecen a diario y desde hace años los inmigrantes en el barrio. Acto seguido, un policía le reclama a ella su documentación y se la aporta. A los pocos minutos reclama la cartilla de residencia y el agente le dice que no se la da. La persona que narra estos hechos una hora más tarde en un corrillo de vecinos, se acerca al policía y le dice que si ya le ha tomado los datos tiene la obligación de devolverle sus papeles. Como respuesta, se encuentra con la pregunta “¿quién eres tú?” y se identifica como abogado. El agente de la autoridad le reclama su carnet y le dice que a la mujer le van a meter un “paquete” por alteración del orden público. El abogado le pregunta por qué y el policía le hace un gesto con la cabeza señalando a sus espaldas. El hombre se gira y ve a varias docenas de personas en las escaleras de la boca del Metro protestando por la situación. Sacan al «sin papeles» por el ascensor y se encuentran en la calle a un grupo nutrido de vecinos increpando a los nacionales por el acoso cotidiano que sufren los inmigrantes en Lavapiés, acusando las identificaciones de selección racista por parte de las Fuerzas de Orden Público. Poco a poco, se acercan vecinos al lugar y se suman a la protesta. Los refuerzos no son suficientes y los policías ven que el número de indignados crece. De la plaza de Lavapiés retroceden por la calle Valencia en dirección prohibida y llegan antidisturbios que forman una barrera para proteger a los compañeros. Las consignas del vecindario son pacifistas y su actitud no es amenazante pero sí de una determinación sin fisuras. Gritan VERGÜENZA, VERGÜENZA. NINGÚN SER HUMANO ES ILEGAL, NINGÚN SER HUMANO ES ILEGAL… los balcones y las ventanas se pueblan de curiosos y se abren los portales con vecinas octogenarias integrándose en esta protesta espontánea. Hay personas de toda índole y el número rebasan los 400, apenas 15 de raza negra, el resto documentados blancos. Una docena de antidisturbios retrocede calle abajo protegiendo al resto de los agentes (en su mayoría recién salidos de la academia de Ávila en prácticas, o sea, para hacer bulto, pero sin función operativa alguna). Las protestas se animan (FUERA DEL BARRIO, FUERA DEL BARRIO) con aplausos correspondidos desde las terrazas de los bares y los balcones de los edificios (NO NOS MIRES ÚNETE, NO NOS MIRES ÚNETE). Al final de la calle, suben los centauros en sus furgones y desaparecen sin detenidos por la ancha Ronda de Valencia. Los vecinos se abrazan y proclaman vítores. Miradas de satisfacción se enredan sin pronunciar palabras por la emoción pero entendiendo el mensaje. Antes de diseminarse en corrillos gritan con fuerza: ¡¡ ESTO ES DIGNIDAD!! ¡¡ESTO ES DIGNIDAD!!
*Inma del Valle es un seudónimo.
Vídeo desde la salida del metro: