Una pareja desacelerada

«Me ha dicho Sole que ella y Ramón están pasando por una desaceleración de pareja. Al oírla estuve a punto de felicitarla, porque esos dos iban embalados y frenar un poco podría sentarles bien. Pero Sole no parecía contenta. Para calmarla, le dije que ir acelerada por la vida es mucho peor y que las casas no se especulan por el tejado. Pero volví a meter la pata: “No me hables de la casa. Ahora que teníamos un alquiler decente, ya me veo organizando un minitrasvase de bártulos al piso de mis padres. Está claro que no nos entendemos”, se lamentaba.Tampoco yo comprendía nada de lo que decía, bastante me ha costado acostumbrarme a que los modernos incluyan la palabra viejuno cada tres frases.

Pero la cosa es sencilla. Sole y Ramón, como la mayoría de las parejas desaceleradas, tienen problemas de comunicación. No hablan claro y se pasan el día con mensajes contradictorios. La otra noche, por ejemplo, a Ramón le dio por prohibirle a Sole que comiera pipas, por si eran de Ucrania. “¿Me convertiré en una mutante chernobilera si lo hago?” Él decía que no, pero que parase de triturar cáscaras. Y Sole chillando que no la tratara como si fuera tonta, que las pipas eran más baratas que las aceitunas rellenas y que no estaba el Euribor para bollos. Así que se pasaron el ratito de tele discutiendo en plan rueda de prensa sin preguntas, sin decirse nada de nada. Y, claro, así se desacelera hasta el más enamorado. A toda pastilla.» (Artículo publicado el 1 de mayo en Público, en la columna «El antídoto»).

2 thoughts on “Una pareja desacelerada

  1. Por fin, estaba hasta preocupado. Desaparecistes de la red y de público sin darme cuenta. ¿todo bien? Espero que si, y que el blog despegue de nuevo para repostar queroseno unicamente:P

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