Noticias de Grecia: «El gobierno ha llegado a un punto muerto»

La presión de los indignados griegos y la última huelga general han logrado un primer triunfo, un cambio de gobierno. Sin embargo, la mayoría considera que la remodelación del socialista Yorgos Papandréu es sólo una operación de maquillaje. Entre los objetivos de los manifestantes, figura juzgar a los responsales de la crisis. De hecho, según el periodista Yiannis Mantás, las protestas no se concentran en el actual ejecutivo griego, sino que se dirigen a todos los que, durante los últimos 30 años, han llevado al país a la bancarrota. Entre otros, pretenden evitar que se adopten las nuevas medidas anunciadas por el gobierno, a instación de la UE y el FMI.

Yiannis Mantás.JPG Yiannis Mantás, periodista y traductor de catalán: «Los tecnócratas de Bruselas se convierten en sinónimo de la imposición económica, de una opresión violenta y antisocial» Los medios cifran en 30.000 el número de indignados que se manifestaron frente al Parlamento griego el pasado 15 de junio. ¿Cómo se están organizando las protestas? El movimiento de los “indignados” en la Plaza de Sýntagma ya supera las tres semanas de vida. Si comenzó “provocado” o inspirado por movimientos iguales en otros países, sobre todo por el de Puerta del Sol, lo cierto es que se ha desarrollado ya como un movimiento independiente, vibrante y reivindicativo. Lo llamativo es que no se ven banderas de partidos políticos o de sindicatos, lo que indica que no se trata de una manifestación contra el gobierno o un partido en concreto, sino contra todos los gobiernos de los últimos 30 años, que, de un modo u otro, contribuyeron a que llegásemos a la situación actual. Los medios hablan de 30, 40 o 50.000 manifestantes, pero el número es sin duda bastante más elevado. Se ha podido organizar sin lideratos gracias a las redes sociales de internet, como facebook, que han hecho difusión de la causa desde el primer momento. Y el resultado ha sido, como mínimo, poco habitual: dando una vuelta por la plaza de Sýntagma se ve gente de todo tipo, desde estudiantes y desempleados, hasta amas de casa y funcionarios.

¿Cuáles son las principales demandas de los manifestantes? Que el pueblo no pague por los bancos, que la deuda fiscal que han creado las estrategias económicas y sociales de los gobiernos, que han fracasado olímpicamente, no se conviertan en un lazo que ahogue la sociedad; que las nuevas medidas que anuncia el gobierno, en colaboración con la UE y el FMI, no se hagan realidad, ya que esta crisis “no se ha creado por nosotros, sino por los bancos”. Y, finalmente, también se pretende que los responsables de la crisis sean juzgados por sus crímenes. Estas son las principales demandas de los indignados y, por lo visto, hay voluntad de llegar hasta el final para que los políticos no pasen de ellas. ¿Cuál está siendo la reacción de los políticos? El gobierno parece que ha llegado a un punto muerto. Si intenta dar un paso hacia adelante, aplicando nuevas medidas de recortes, siguiendo sus compromisos internacionales, se enfrenta a la sociedad, que ya se siente agotada. Si intenta escuchar y aplicar algunas de las propuestas y las demandas de los manifestantes, se enfrenta a los prestadores de UE y FMI que muestran el dedo amenazador. La izquierda apoya el movimiento de los indignados, las manifestaciones y las huelgas generales, pero vuelvo a indicar que hasta el momento las manis siguen contando única y exclusivamente con la voluntad y la indignación de los participantes, que provienen de todos los partidos y de todas las clases sociales y económicas. ¿Cómo calificarías la acción policial? Hasta la manifestación y la huelga general del miércoles pasado, la presencia policial ha sido más o menos discreta. Su tarea era principalmente asegurar que los diputados tuvieran acceso libre al Parlamento, ya que los manifestantes habían intentado bloquear la calle que lleva a su entrada. Sin embargo, el miércoles fuimos testigos de actos de violencia por parte de las fuerzas de seguridad que llegaron incluso hasta construir un muro –algo inaudito hasta ahora– para evitar que los manifestantes llegasen a la entrada del Parlamento. ¿La gente cree que es suficiente la remodelación del gobierno de Yorgos Papandréu? La remodelación del gobierno llegó justo después de un intento de formar un gobierno entre las dos fuerzas parlamentarias principales, el socialista Pasok (de Yorgos Papandréu) y la Nueva Democracia (de derechas, de Antonis Samarás). La sensación general poco después de la remodelación, con Evángelos Venizelos en el puesto de ministro de Economía en vez de Yorgos Papakonstantinou, es que se trata de un simple cambio de personas y no de estrategias. Y ello, según la opinión pública, no contribuye a que el país salga de la crisis. Yorgos Papandréu se ve debilitado y las elecciones generales –que los partidos de la oposición demandan continuamente- parecen cada vez más inevitables. ¿Cómo se viven las decisiones de la Unión Europea? Si hace diez o quince años la idea de la Unión Europea era una fuente de inspiración política y social –el nacimiento del euro, la participación en la zona-euro, etc– hoy en día las cosas han cambiado radicalmente. La gran familia europea ya no provoca ilusión, no inspira. Los tecnócratas de Bruselas se convierten ante los ojos de la sociedad griega en sinónimo de la imposición económica, de una opresión violenta y antisocial. ¿Cuáles son hoy los principales problemas para los griegos? Indudablemente, el índice de desempleo, una auténtica pesadilla, principalmente para los jóvenes. Está claro que Grecia no cuenta con un índice tan elevado como España, pero el problema del paro, fundamentalmente entre los jóvenes que rondan los 25 años, es dramático. Otros problemas son las condiciones de trabajo, tanto en el sector público como en el sector privado, además del modo en que se están concretando los recortes y las continuas modificaciones en las formas de contratación supuestamente para ganar en competitividad y en contra de los empleados. Todo ello genera un ambiente sin perspectivas, sin futuro, algo que afecta gravemente la cohesión social. ¿Qué repercusión tienen documentales como «Debtocracy» o las palabras de Daniel Cohn-Bendit en el Parlamento europeo? En Grecia, ningún documental había circulado hasta ahora como “Debtocracy”. De hecho, es difícil encontrar a alguien en la plaza de Sýntagma que no lo haya visto. Y facebook también ha tenido un papel esencial en ello. Por otro lado, el eurodiputado Daniel Cohn-Bendit no ha dicho en el Parlamento europeo nada que los griegos no tuviéramos claro. La cuestión, en este caso, no es si sus palabras han tenido repercusión aquí en Grecia, sino si la han tenido en el resto de Europa. ¿Ha sido así? Las miradas del resto de eurodiputados, durante el discurso de Cohn-Bendit, hablan por sí mismas…