La hora de marcar objetivos concretos

huerto plaza catalunya.jpg “Vamos lento porque vamos lejos”, dice una pancarta colgada en la plaza de Catalunya de Barcelona. Justo enfrente, el huerto recién plantado sirve de metáfora. Sobre todo, porque de diseño tiene poco. Al fin, algo natural en esta ciudad de escaparate. Es noche electoral. Y hay quien opina que los resultados son deprimentes. Entre otros, porque la corrupción no sólo no se castiga, sino que parece tener recompensa. Por suerte, el movimiento que empezó el 15-M tiene las cosas claras y sus protagonistas ya han manifestado que no les importa el resultado, porque los políticos actuales no les representan. Las tiendas se quedan y la “revolución” se consolida. Los avances se notan en la forma de organizar las comisiones, los debates… El jueves, uno de los chicos de información de la plaza de Catalunya decía que ese era el primer objetivo. “Luego se definirán las demandas concretas”. Esta tarde, las distintas comisiones trabajaban en ellas y destacaban la necesidad de hacer pedagogía, en la universidad, en las escuelas, en las familias… “Vamos lejos”. Ese momento ya ha llegado. Ahora toca buscar el consenso y apostar. Hay quien, a título personal, como Nacho Escolar, ofrece su propio “programa de mínimos”, en la línea de las recomendaciones de Hördur Torfa, uno de los principales líderes de la revolución islandesa:

«Los objetivos deben ser claros y consensuados, y no se puede parar hasta lograrlos»


A continuación, reproduzco las «Cuatro propuestas» de Escolar:

1. Reforma de la ley electoral. Que cada voto de cada ciudadano cuente igual, sin importar dónde viva y a quién vote. Sistema de listas abiertas para el Congreso de los Diputados. Que el Parlamento refleje la realidad de los resultados electorales, según esos “criterios de representación proporcional” que pide la Constitución Española en su artículo 68. 2. Ley de Transparencia y Acceso a la Información Pública. No es tampoco ninguna utopía: España es uno de los cinco países de la UE que aún no garantiza este derecho, fundamental en cualquier democracia avanzada. Consiste en una ley que obligue a la administración a hacer públicos todos sus documentos, que permita a cualquier ciudadano acceder a los contratos, las adjudicaciones, los datos y las cuentas de cualquier institución pública. No es para curiosear: es una herramienta legal para que la sociedad pueda controlar cómo se gestiona el dinero de sus impuestos y así evitar abusos. El PSOE llevaba esta ley en su programa electoral de 2004 y 2008 y, como tantas otras promesas, también se aparcó. 3. Referéndum sobre el rescate a la banca. Que los ciudadanos puedan votar si quieren o no quieren que el dinero de sus impuestos se destine a rescatar a las entidades financieras insolventes. Hablamos de un gasto en España –por el momento– de cerca del dos por ciento de todo el producto interior bruto anual. Hay argumentos poderosísimos para defender tanto el sí como el no en un referéndum de este tipo, pero un gasto tan extraordinario no se puede decidir a espaldas de la sociedad. Además, la simple existencia de un debate así sería la mejor manera para promover, de forma efectiva, nuevas medidas de control de la banca. 4. Reforma de la ley de financiación de partidos y de la ley de la función pública. Cambiar los sistemas de control de estas organizaciones haciendo completamente transparentes los ingresos y los gastos de los partidos y permitiendo su fiscalización a través de organismos completamente independientes de su estructura. Que los políticos que accedan a la función pública presenten anualmente una declaración de ingresos y patrimonio. Que sea incompatible cobrar varios sueldos públicos, incluyéndose en esta definición de sueldo público los sueldos que pagan los propios partidos a sus dirigentes.

Casi todos podemos suscribirlos y conseguirlos sería, ciertamente, un gran avance. Pero creo que sucedería lo mismo si se añade cambiar la ley para que la dación sirva para cancelar una hipoteca. El derecho a una vivienda ya está recogido en la Constitución, y el problema de los desahucios roza la emergencia. Por otro lado, cambiar la Constitución no debería sonar a utopía ni romper ningún consenso. Islandia está redactando su nueva Constitución siguiendo un modelo, en gran medida, asambleario. De ese modo, nadie puede sentir que se trata de una imposición. En cualquier caso, pocas veces va a haber mejor oportunidad para intentarlo. El resultado de las elecciones municipales y autonómicas obliga al Gobierno a escuchar las demandas de la calle. La debacle del PSOE le obliga a hacer gestos para minimizar daños en las próximas elecciones generales. Su técnica de despertar el miedo a que gobierne la derecha ya no funciona. Entre otros, porque sus políticas ya son abiertamente neoliberales. También le resultará difícil elegir como candidato a alguien de la vieja guardia. Rubalcaba lo tiene hoy algo más difícil que hace 10 días. Probablemente, hará algún gesto en breve. Quizá aprobar alguna ley de higiene democrática, de las que no cuestan dinero y quedan muy bien de cara a la galería. Pero no podemos conformarnos con migajas. Por último, enlazo un video de Hördur Torfa deseando suerte a los protagonistas de la Spanish revolution.

One thought on “La hora de marcar objetivos concretos

  1. bien, partiendo de mi mas sincera disculpa por insinuaciones sobre el enfoque partidista de las acampadas (tal y como prometí) y tras conocer de primera mano (en mis 4 o 5 visitas al campamento de Sol) el funcionamiento y la seriedad del planteamiento… llegados a este punto y ahondando en el titular de tu post ¿ahora, que?
    me sorprendió gratamente en mis primeras visitas la frescura del planteamiento de las comisiones así como los debates abiertos y respetuosos de los asistentes. me encantó la disciplina impuesta para alejarse de las etiquetas de maleantes, guarros, ruidosos o fiesteros, e incluso participé de la magia de los debates asamblearios, pero ahora, dos semanas mas tarde, en mis últimas visitas solo alcanzo a ver que las ideas iniciales han entrado en bucle y las aportaciones son escasas y casi mas alimentadas por los desmanes policiales de bcn que por la progresión de las ideas.
    decía un buen amigo usando un refrán que «en el pecado está la penitencia»… ¿no será que el discurso ha entrado en un punto que, o evoluciona o se queda en una acampada de referencia pero sin referencias?

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