Entre Japón y Portugal

Incluso la canciller alemana Angela Merkel parece haberlo visto claro: «Lo ocurrido en Japón es un aviso para el mundo». Horas después de sufrir un terremoto y un tsunami, los japoneses, que ya sufrieron los efectos de las bombas de Hiroshima y Nagasaki, vuelven a experimentar en primera persona el miedo a la catástrofe nuclear. Por desgracia, los políticos suelen olvidar con rapidez y la ciudadanía acostumbra a pedirles poco. Sin embargo, en esta parte del mundo, los portugueses se han echado hoy a las calles a protestar. Más de 200.000 personas en Lisboa y 60.000 en Oporto se han manifestado contra la precariedad. Respondían a la convocatoria de cuatro jóvenes a través de una red social. Hace unos días, Isaac Rosa hablaba de la revolución pacífica de Islandia. Y de los motivos por los cuales allí no hay corresponsales.

Las revoluciones son siempre muy fotogénicas, y ahora incluso se retransmiten en directo. Ahí tenemos el caso de Egipto, cuya lucha contra Mubarak hemos visto en tiempo real, con decenas de corresponsales sobre el terreno; y lo mismo pasaría en Libia si Gadafi permitiera la entrada de periodistas.

Pero las revoluciones quedan bien en la tele si son violentas. Si no hay manifestaciones tumultuosas, barricadas ardiendo, pedradas y gente con la cabeza abierta, no hay mucho que ver. Debe de ser por eso que no tenemos corresponsales en Islandia, y hasta ahora ningún telediario ha conectado en directo con las calles de Reikiavik, ni en los periódicos hay infografías diarias sobre este pequeño país del norte de Europa. Decir “revolución pacífica” suena a oxímoron, y muchos dirán que no es posible, que es otra cosa. Pero los islandeses están protagonizando lo más parecido a una revolución que hemos visto en esta parte del mundo en mucho tiempo, y por aquí apenas nos hemos enterado. Seguramente porque las mediáticas revueltas árabes no tienen riesgo de contagio en Europa, mientras que la movilización islandesa puede darnos ideas peligrosas (…).

La expresión «efecto mariposa» se usa a menudo para hablar de la Bolsa. Pero también es cada vez más utilizada para explicar las consecuencias del cambio climático. Su origen parece ser un proverbio chino que afirma que «el aleteo de las alas de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo». Otra versión, que hoy suena demasiado cruel, sostiene que «el aleteo de las alas de una mariposa puede provocar un tsunami al otro lado del mundo». Hay quien ha empezado a aplicarla para explicar cómo el simple click de un mensaje enviado desde un ordenador personal puede lograr que miles de personas se echen a la calle para exigir que se respeten sus derechos.

3 thoughts on “Entre Japón y Portugal

  1. Qué cansancio. Llevamos un encadenamiento de crisis agotador.
    Primero fue la crisis financiera, con la que empezó todo, y de la que el mundo no ha salido totalmente, ni mucho menos(no digamos ya España). Luego vino la crisis de la deuda pública, aderezada con los rumores de rescates de los «países con problemas».
    Más tarde, hace solo unas semanas, llega la crisis energética, tras las revoluciones árabes.
    Y sin que se haya acabado este capítulo nos cae ahora encima una monumental crisis nuclear.
    Bueno está. Celebro que reactives el blog. Saludos.

  2. Que grande es internet permite que nos comuniquemos y dejemos de ser un poco menos tontos, por esto los gobiernos quieren poner trabas, ley sinde, sinde comunicación.

  3. un auténtico placer volver a leerte y charlar aquí contigo y con los demás lectores, me he ido pasando frecuentemente y solo quedaban los comments de spam y poco mas. además ya sabes que si reabres el chiringuito te hará falta algún centroderechista al que llamar facha ¿no?
    un besazo y gracias por reconectarme en mi blog

Los Comentarios están cerrados.