El expolio de las obras de arte

El documental que emitió anoche el programa “60 minuts” de Canal33 sobre el último expolio de las obras de arte en Irak es un buen ejemplo de reportaje de investigación. No iría mal que se emitieran muchos más para ver cómo se hacen, porque realmente en este país confundimos el periodismo de investigación con otras variedades sobre las que no me alargaré (véanse los comentarios de la anotación que aparece bajo ésta).

En cualquier caso, lo que más me impresionó del reportaje no fue el formato sino comprobar que las cosas cambian tan poco. Esos robos, ese tráfico, esa indiferencia… La misma historia que sucedió con el expolio que llevaron a cabo los nazis desde poco después de que Hitler llegara al poder. Reproduzco aquí una reseña que publiqué el pasado jueves en la sección de “Libros” de El Periódico de Catalunya sobre el libro “El museo desaparecido”, de Héctor Feliciano:

El sexagésimo aniversario de la muerte de Hitler se ha convertido en la excusa perfecta para analizar su compleja personalidad. El máximo exponente de esta “actualidad” de artificio y hemeroteca es “El hundimiento”, la película que ha conmocionado a la opinión pública por atreverse a mostrar los aspectos “humanos” del genocida. Hasta ahora al dictador sólo se le presumía cierta sensibilidad por el arte, pero nadie había investigado el verdadero alcance de su pasión. Héctor Feliciano lo ha hecho en “El museo desaparecido”, un excelente trabajo documental en el que se detalla el destino de algunas de las obras maestras del arte mundial expoliadas por el régimen nazi. Sobre este tema, “la reducida información oficial existente se encontraba dispersa entre los archivos civiles, militares y de inteligencia de varios países”, explica Feliciano. Para acceder a ella necesitó ocho años, pero la tarea tuvo su recompensa: miles de obras han sido devueltas a sus legítimos propietarios y se ha demostrado que el desinterés por este oscuro episodio no es del todo casual. Las denuncias de Feliciano apuntan en varias direcciones, desde el marchante parisino Paul Rosenberg hasta la familia de banqueros Rothschild, pasando por las autoridades de la ex Unión Soviética y las de Suiza. Estas últimas y sus “laxas leyes” merecen episodio aparte. Los plazos legales para presentar una querella por hurto en la Confederación Helvética son “muy reducidos”. Así, “las obras confiscadas por los nazis en París en 1940 ya no podían ser reclamadas al concluir la guerra en 1945”. Al analizar sus fondos, tampoco salen bien parados los Museos Nacionales de Francia. Hubert Landais, director de esta institución, “no disimula el hecho de que nunca se han realizado intentos serios por hallar a los dueños de las obras y devolverlas”, escribe Feliciano. La “desidia” de Christie’s también es destacable. La famosa casa de subastas fue la encargada de poner a la venta en 1996 unas tres mil obras que hasta entonces habían sido guardadas por el gobierno austriaco. La comunidad internacional vio con satisfacción que “la mayor parte de las ganancias recaudadas se destinara a organizaciones judías y de víctimas del nazismo”. Lo que pocos saben –remarca Feliciano- es que, diez años antes, Christie’s había tenido acceso a esos objetos y los había inventariado. A pesar de ello, nadie decidió “investigar la procedencia y, por ende, hallar a los propietarios”. Durante esa década muchos de ellos fallecieron. Austria recibió buena parte de las obras expoliadas. Hitler proyectaba crear un gran museo de arte contemporáneo en su país natal. El presupuesto destinado a tal empresa asombraría a los ministros de Cultura actuales. Pero no sólo sus métodos para lograrlo fueron más que reprobables, también es discutible su criterio artístico. El artista frustrado que en “Mein Kampf” se vanagloriaba de que su destreza como pintor era superada sólo por su “talento como dibujante” consideraba “degenerados” a Picasso, Miró, Modigliani y Chagall. También sufría porque no sabía cómo pasar por alto que su idolatrado Rembrandt, héroe y modelo ario, había sido «demasiado condescendiente» con los judíos de Amsterdam, a los que había frecuentado más de lo que él consideraba tolerable. La descripción de esas cuitas constituye la parte más amena del libro. El episodio dedicado al viaje que Hitler hizo a París en 1940 resulta especialmente inquietante. Emocionado, el dictador comenta la belleza de la Ciudad de la Luz. Seguidamente, añade: “Berlín tendrá que ser mucho más bella. En el pasado consideré. a menudo, si no habría que destruir París. Pero, una vez que hayamos terminado en Berlín, París no será más que una sombra”. Anécdotas similares e igual documentadas abundan en “El museo desaparecido” y hacen excusable que Feliciano no haya sabido resistirse a incluir la tópica y retórica pregunta sobre “qué hubiera sido de la humanidad si Hitler hubiera ingresado en la Academia de Arte”.

Voy a confesar que me da no sé qué escribir la palabra del genocida en la bitácora, porque no sería la primera vez que googleando el nombre de un indeseable alguno de sus seguidores llega hasta una web que llama su atención y se dedica a infectarla con comentarios abominables, pero en fin… Por ello voy a permitirme algún que otro acertijo para evitar teclear el nombre completo de otro elemento. Y es que el otro día, alucinada al oír al ministro más popular del Gobierno de la laicidad decir que no iba a entrar en polémicas porque el Jueves Santo “es el día del amor fraterno” y por ello no debían “entrar en conflictividad político-partidista», me puse a buscar sus palabras exactas. El gran google me llevó hasta Terra y allí, al final de la página, se anunciaba, ni más ni menos, que la página “auténtica”(así se autodefine) del partido fundado por un tal José Antonio. Aún no acabo de entenderlo.

2 thoughts on “El expolio de las obras de arte

  1. A ver si te sirve esto Magda respecto, al como tu le llamas, el genocida,que mas bien deberíamos decir panda de genocidas y de organizaciones político-religiosas genocidas, porque el fenómeno de la puesta de Hitler al poder no podria haberse consolidado sin el el beneplácito y apoyo de todas estas.
    En el ranking de expoliadores de arte del III Reich Hitler no fué precísamente el más furibundo y sagaz, en el arte propio del galafate de obras de arte.
    Hermann Göring (Reichmarshall de la Luftwaffe)mariscal de la aviación de guerra alemana, le ganó por super-goleada y por toneladas de de obras de arte espoliadas.
    Göring es digno del Guinnes Record,
    (por cierto a lo mejor esta inscrito)…por efectuar la rapiña artistica más grande de la historia contemporanea.
    No fue un acto de pillaje de guerra, esta fue una operación planeada y orquestada minuciosamente desde la cancilleria del Reich en Berlín.
    Asi todo pais ocupado, era literalmente peinado, con el propósito de llenar y nutrir el futuro museo del arte europeo en la localidad natal de Hitler, Linz (Austria), como así tambien las colecciones particulares de arte de los principales jerarcas nacional-socialistas.
    Hermann Göring se aprovechó del momento histórico y se convirtió en el propietario de la colección privada de arte más valiosa del mundo.
    Vamos con el recuento de Hermann Göring semanas antes de entregarse al 7º Ejército
    de los EE.UU:
    1.375 cuadros
    250 esculturas
    108 tapices
    200 piezas de mobiliario de época
    60 alfombras Persas y Francesas
    75 vidrieras
    ademas de otros
    175 objetos de arte.
    Así Hermann Göring más que ningún otro dirigente del III Reich, obtuvo réditos personales inimaginables encabezandoasí la lista del pillaje y expolio de obras de arte.
    Por encima de los asuntos de estado, Hermann Göring vivia con sus obsesiones casi al límite de la razón. Entre ellas destacamos:
    Morfinómano debido a ser tratado de sus heridas fruto de la insurrección de Munich en noviembre de 1923. Desde entonces hasta su final suicida en Nüremberg fué adicto a la morfina. Otra obsesión, su colección personal de obras de arte, que en numerosas ocasiones interfería, sino eclipsaba por completo, sus responsabilidades propias de mundo de la política.
    Göring se auto-definía como: » Hombre del renacimiento y se titulaba ante sus asiduos invitados en su residencia al norte de Berlin (Carinhall) como: «Rey Sol del III Reich».
    Cual no sería la obstentación de tal residencia que cuando el propio Hitler la vio por primera vez dijo:
    «Mi refugio de montaña no puede compararse a esto. Quizás pueda servir de pabellón!!!»
    Bueno a modo de tán sólo ilustración gráfica resumir que en tán solo en los jardines de Carinhall aquella interminable y mastodóntica residencia, habia tallas de cupídos franceses, sátiros griegos,
    bustos de matronas romanas, jarrones de alabastro, relojes de sol renacentistas y toneladas de antiguedades y adornos de jardineria….
    Lo mejor lo dejamos para el final y lo llamaremos:
    «TOCATTA Y FUGA DE HERMANN GÖRING.»
    En 1945 Hermann se percató que el enemigo estaba a punto de aparecer y disponer de su preciado y valiosísimo tesoro. El ejército rojo prácticamente se encontraba a la puerta de su mansión, Carinhall. Por lo que tenía que salvar su incalculable colección de pertenencias y obras de arte de las manos de semejantes ordas.
    Por eso mando enterrar muchos objetos valiosos en los alrededores de Carinhall. Y en paquetó, embaló y cargó en camiones hacia la estación de ferrocarril sus tesoros más importantes.
    Cargado su colección en trenes, estos estuvieron deambulandon día y noche,de norte a sur, de este a oeste de Alemania para evadir el toparse con los diferentes ejércitos que ya dominaban el territorio alemán. Asi optó por guarda en un tunel del puesto de mando de Stabsamt, cerca de Berchtesgaden, en esta localidad dejó tambien tres vagones repletos con mobiliario,libros y piezas de arte.
    Otros cinco vagones fueron con destino a Unterstein donde se almacenaron algunos en una residencia para trabajadores el ferrocarril alemán.
    Pero no sirvió de nada tal imponente esfuerzo,pues las tropas francesas interceptaron los tre vagones de Berchtesgaden destrozando por desgracia cuadros y esculturas.
    Suerte similar recibieron los vagones dirigidos a Unterstein donde la población los saqueó y destruyó por completo.
    Bueno y que pasó con el puesto subterráneo de Stabsamt quizás os pregunteis….
    Pues vereis caiditos del mismísimo cielo la 101 Div. Aerotransportada de los EE.UU descubrieron el subterráneo y asombrados por el contenido lo llamarón como anédota: «La cueva de Aladino)!!!
    Asi es que Hermann Göring ya viéndose en lás últimas, cercado por los aliados, perseguido por las waffen-ss, por su última super-ocurrencia de tratar de sustituir al mismo Hitler, el mariscal del Reich optó como última solución el entregarse al 7º Ejército de los EE.UU eso si,engalanado con sus mejor uniforme y capa, portando el baston de mariscal,la cruz de hierro, una valiosa daga de caballero y todas sus condecoraciones.
    Bueno espero que te te sirva Magda…
    Ahora como posdata un chiste anécdótico que escuché cuando yo era chiqutin en el estanco de tabacos donde trabajaba mi padre en Madrid repecto a la desmesurada obsesión por la ostentación de Göring, y lo escuchamos de un cliente austiaco un tanto peculiar.
    Decia algo como asi:
    Estaba Hermann Göring muy nervioso en la ante- sala del despacho de Hitler, dando vueltas de aqui para allá como león dentro de su jaula a lo que un general que por allí estaba le dijo: ¿Qué te pasa Hermann te veo nerviosísimo? Es que tengo una terrible preocupación…-Dime ¿si te puedo ayudar? respondio el general…
    Es que Hitler me ha dicho que como no gane la batalla de Inglaterra,! me va a vestir de seda roja con un turbante y babuchas, me va a subir encima de un elefante blanco y voy a desfilar así por la via principal de Berlin hasta la puerta de Branderburgo!!!. A lo que le respondio con ánimo de consolarle el general:
    Hermann no te preocupes, tu sabes que el Führer nunca te hará eso…!!!
    A lo que respondio Goring:
    !Pues eso es lo que verderamente me preocupa que no lo haga!!!
    XD
    El cliente?…
    http://www.exordio.com/1939-1945/personajes/skorzeny.html
    Filmografia recomendada:
    – Amén. Costa Gavras.
    – Hitler: El reinado del mal. Christian Duguay
    – El hundimiento. Bruno Ganz
    – La solución final. Frank Pierson
    – Nüremberg. Yves Simoneau
    – El pianista. Roman Polanski
    – Das boot. Wolfgang Petersen
    ———- ENDE —————–

  2. Esta tarde estoy en casita y he estado poniéndome al dia en los comentarios del blog de Magda,ha sido muy gratificante,leer comentarios tan interesantes como éste. Yowsa pero bueno eres una auténtica caja de sorpresas,cuando menos te los esperas saltas como un resorte con un mega-comentario de los tuyos.
    La verdad en todas las secciones comentais de manera amena y muy interesante, el poder contrastar y ver las diferentes formas de contemplar los asuntos a tratar, enriquece muchisimo, gracias por vuestros comentarios.
    Besos Olga.

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